viernes, 29 de octubre de 2010

Néstor Kirchner y el fin del peronismo



La inesperada por repentina -aunque ya anunciada por previsible- muerte de Néstor Kirchner deja Argentina sin resuello, en un momento en que el mundo no está para bromas. Caudillo al viejo estilo argentino, Kirchner condujo con puño de hierro la política y la sociedad argentinas durante una década, luego de haber sacado al país por las orejas del foso al que le arrojaron la destrucción moral y material que representaron las criminales Juntas Militares y la no menos criminal etapa presidencial de Carlos Menem.

En 2003 viajé por primera vez a Argentina. Lo que vi entonces fue un país que tras los primeros meses de presidencia de Kirchner, comenzaba a levantar cabeza de modo evidente. En el plano económico lo peor ya había pasado, pero era sobre todo en la actitud de la gente donde se notaba que se avanzaba firme en la recuperación. Tras el desastre final de la presidencia de De la Rúa y la concatenación de presidentes peronistas a los que casi no daba tiempo de jurar el cargo, con Kirchner el país recuperó fuerza, pulso y confianza. Con Kirchner la famosa vanidad argentina comenzaba a ganar terreno de nuevo al sentimiento extendido en los últimos años de ser el culo del mundo, y los jóvenes que tomaban el avión en Eceiza rumbo a Europa con un pasaporte español o argentino en el bolsillo ya no rompían el documento argentino en la sala de embarque, como hacían meses antes ante las cámaras de televisión extranjeras.

El precio de esta innegable recuperación fue el ejercicio del poder total por un personaje ambiguo, resabiado, probablemente corrupto y con seguridad, escasamente apegado a valores democráticos considerados fundamentales a este lado del Atlántico. Kirchner respetó la democracia formal, pero la vació de contenido; persiguió y encarceló a los militares genocidas de los años setenta, pero gobernó como si la nación le perteneciera; reagrupó en torno a sí intereses populares, pero los convirtió en instrumento de su poder a menudo coactivo sobre la sociedad. Kirchner fue también el presidente que manipuló las bandas de piqueteros convirtiéndolas en partidas de la porra a su servicio, con las que amedrentó opositores dentro y fuera de su partido, y el que fracturó el movimiento de las Madres y Abuelas de plaza de Mayo, poniendo a su servicio a una parte de ellas. También el que emprendió una cruzada sin cuartel contra los grupos de comunicación que no manifestaban adhesión inquebrantable a su persona. Y en fin, fue sin duda el ventrílocuo que manejaba los hilos de una presidenta por delegación, su esposa Cristina, a la que tenía previsto suceder en las próximas elecciones presidenciales ya desde antes de que ella tomara posesión de su mandato.

El peronismo se ha quedado sin el último dirigente que fue capaz de mal que bien mantener unido ese movimiento magmático y contradictorio, en el que se alinean toscos izquierdistas al lado de peligrosos fascistas en el más estricto sentido de la palabra. Un movimiento que fue fundado hace setenta años por un militar autoritario desde la admiración a la Italia de Mussolini. Hace apenas una semana, pistoleros de un sindicato gremial peronista asesinaron a tiros a un joven militante de extrema izquierda que protestaba con otros compañeros contra el modo en que se están destruyendo, en Argentina como en todo el planeta, las conquistas de los trabajadores a lo largo de un siglo de lucha.

El peronismo es un movimiento al que sus contradicciones internas condenan a estallar más pronto que tarde, sobre todo ahora que ha perdido la mano implacable que tiraba de sus riendas en estos últimos tiempos. Decenas de aspirantes se aprestan a la pelea, que ya ha comenzado a apuntar ante el mismo féretro del líder fallecido, con ese tinte tragicómico que tan bien retrató el escritor Osvaldo Soriano en su novela "No habrá más penas ni olvido", imprescindible para conocer de qué materiales está hecho el peronismo y sobre todo los porqués de tanto dolor y tanta payasada juntos.

Kirchner se ha ido de repente y Argentina observa con inquietud su desaparición, el mundo mira expectante hacia el gran país americano, y los buitres de este tiempo -desde el populismo chavista al capitalismo salvaje del FMI y la Reserva Federal- se aprestan a hincar ahí el pico para arrancar sabrosos bocados. Argentina necesita más que nunca por tanto de nuestra solidaridad, pero sobre todo de nuestro respeto.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Tabaco y libertad



Dice Le Monde en su edición de hoy que "uno de los últimos bastiones de Europa occidental para los fumadores, especialmente en bares y restaurantes, se prepara para adoptar medidas más duras en materia de lucha contra el tabaquismo". El bastión a punto de ser derribado al que se refiere el diario francés es, naturalmente, España, donde a partir de enero se prohibirá fumar en establecimientos de hostelería.

Cerca de casa hay un barucho con este ostentoso letrero: "Aquí se permite fumar". No es el único, ni mucho menos. Ocurre sin embargo que el establecimiento en cuestión es apenas un cuchitril de medidas liliputienses, lo que obliga a los clientes a apelotonarse frente a la mínima barra. Total, que en ese bar, donde se fuma a tutiplén, el humo adquiere dimensiones de niebla londinense. Visto desde la calle, recuerda aquellas viejas estaciones ferroviarias humeantes por el vapor de las locomotoras.

Un servidor de ustedes fue fumador activo en su día, hasta que por propia voluntad dejé de serlo sin necesidad de recorrir a terapias psicológicas, acupuntura, vudú o cualquier otro sacacuartos. Dejé de fumar por pura decisión personal, tras llegar a la conclusión de que estaba intoxicado por el tabaco y que debía dejarlo antes de que aquello tuviera consecuencias irreparables para mí. De eso hace ya diecisiete años, y puedo asegurarles que jamás recaí. Ni un solo cigarrillo desde entonces. Así que si se quiere, se puede. Sólo hace falta un poco de voluntad.

De todos modos, no seré yo quien satanice a los fumadores. Allá cada cual con su salud y su vida, en tanto no fastidie la de otros. No se trata de tolerancia, palabra odiosa y supremacista dnde las haya, sino de respeto a la autonomía personal. Es por eso, por respetar las decisiones de cada cual en cuanto a qué hacer con uno mismo, que me resultan especialmente molestas esas campañas institucionales presuntamente progres acerca de lo malo que es el tabaco, la necesidad de "beber con moderación" o lo importante que es leer muchos libros. Si nos dirigimos a ciudadanos adultos, debemos respetar sus decisiones para consigo mismos: que cada cual beba lo que le de la gana hasta caerse de culo de puro borracho, si es lo que quiere; pero eso sí, si luego coje un coche y provoca un accidente de tráfico con resultado de daños o muerte a terceros, el peso de la ley debe caer sobre él con toda su fuerza; cosa que por cierto ahora no pasa, o no al menos en la proporción debida en relación al crimen cometido.

Y en fin, de la furia de los conversos, líbranos Señor. Recuerdo un incidente que tuve cuando era fumador con un viejo estúpido al que no conocía de nada, sólo porque yo iba fumando por la calle. El tipo estaba de los nervios porque él había tenido que dejar de fumar, y se puso a gritarme en plena vía pública "que no le salía de los cojones que fumara en su presencia". Le mandé a la mierda, claro, pero el tipo me persiguió dando voces durante un buen trecho. Por casualidades de la vida, unos días después me encontré a este apóstol del antitabaquismo fumando un cigarrillo en el recinto de una institución pública; el pobre diablo había recaído en el vicio. En aquellos tiempos aún no estaba prohibido fumar en el interior de edificios públicos, pero mi venganza fue atroz: me puse a seguirle por los pasillos ora a un metro de su espalda ora caminando a su lado, mirándole el cogote o la cara con una sonrisa de oreja a oreja y sin decirle una palabra. Se fue poniendo nervioso y al cabo de unos minutos, congestionado y rojo como un tomate, huyó del edificio con paso apresurado.

En resumen, en estos temas ante todo hay que ser consecuente. Y luego dejar que cada cual gaste su vida como mejor le parezca, siempre y cuando no interfiera la de los demás. Al cabo, en eso consiste la libertad.

lunes, 25 de octubre de 2010

Marianne señala a Francia el camino a seguir



Una vez más las clases trabajadoras y populares francesas ocupan las calles de las principales ciudades del país para dejar oír su voz en contra de las políticas reaccionarias gubernamentales. En España acabamos de celebrar una huelga general de 24 horas contra esos mismos planteamientos, que a pesar de haber logrado una importante movilización ni de lejos ha tenido la repercusión ni seguramente las consecuencias que tendrán las que están teniendo lugar ininterrumpidamente en Francia. Y ello seguramente porque en Francia la lucha no se limita a un paro de un solo día sino que está teniendo una prolongación en el tiempo que en algunos sectores es ya de semanas (jubilados, transporte, industria), en tanto nuevos contingentes de huelguistas (funcionarios y estudiantes, principalmente) se van incorporando a la pelea contra la versión sarkozyana del neoliberalismo rampante.

Hace unos días una muchacha de 16 ó 17 años, alumna de un liceo (instituto de bachillerato) de una ciudad de provincias francesa, respondía en la calle a un reportero de televisión que le preguntaba por qué estaban en huelga estudiantes tan jóvenes si lo que se discutía era la edad de jubilación -entre otras cosas más importantes, habría que añadir- de los trabajadores. La chica señaló en dirección a un grupo de obreros huelguistas, hombres de mediana edad, y clamó: "¡porque si las pensiones de ellos están inseguras en estos momentos, imagine lo que pasará con las nuestras cuando lleguemos a la edad de jubilación!". Chapeau por la chavala: a eso se le llamaba antes clarividencia y conciencia de clase.

Es precisamente esa capacidad de razonar sobre los problemas, discernir entre lo importante y lo accesorio y ser capaces de identificar la fuente de donde provienen aquellos, lo que determina que Francia sea el país de las revoluciones. Un servidor de ustedes ha visto a grupos de jóvenes airados de la banlieue parisina pagar el billete de mètro cuando se dirigían a incendiar tiendas y automóviles de lujo en los Campos Elíseos (claro que eso era antes de que un ministro del Interior llamado Sarkozy provocara incidentes planificados en la banlieue para hacer actuar masivamente a la policía, y forjarse así la imagen de hombre resolutivo que le llevó a ganar las presidenciales). Recuerden también que Francia es el país en el que la llamada Revolución de Mayo del 68, en la que se vivieron memorables batallas campales entre la policía y los jóvenes, provocó en un mes un solo muerto, un estudiante que se partió el cráneo al caer desde un árbol al que se había subido para mejor poder insultar a gritos a los flics (policías). Es otra cultura política, distinta de la española, claro.

Una imagen se ha popularizado estos días en la prensa del mundo entero. Una jovencísima alumna de un liceo, subida sobre los hombros de un compañero, anima una marcha de estudiantes alzando el puño. En unas fotos levanta el derecho, en otras el izquierdo. No importa. Esta nueva Marianne del siglo XXI, tan francesa en su aspecto y actitud -la chica viste con ese esmerado descuido propio de las francesas, y su gesto es decidido y responsable-, señala hacia adelante en la lucha en un camino sin vuelta atrás; tal como están las cosas, pronto la vamos a ver convertida en un icono revolucionario europeo. ¡Marchons, marchons!.

sábado, 23 de octubre de 2010

Plagiar no es diseñar
























Señoras y señores:

Sobre de estas líneas, a la izquierda, pueden ver reproducida la portada de mi libro Memoria y dignidad, aparecido en la primavera del año pasado, 2009, que ya lleva unos cuantos meses anunciado en éste blog que es su casa.

A la derecha del post pueden ver la portada del número 30, octubre de 2010, de la revista Andalucía en la Historia, que edita el Centro de Estudios Andaluces, organismo dependiente de la Junta de Andalucía. ¡Sorpresa!

No es sólo que se trate de la misma fotografía, original de Robert Capa y tomada en Barcelona en 1936 (nada que ver por tanto, para empezar, con la historia de Andalucía), es que el concepto y diseño de las dos portadas son idénticos. ¡Qué maravilla!.

Y como da la casualidad de que Editorial Grafein hizo la portada para mi libro de acuerdo con el diseño que yo mismo les suministré (gratis, obviamente) sólo me cabe añadir que el equipo de diseño de la revista Andalucía en la Historia son unos mantas (vagos) que no se ganan el sueldo que cobran. ¡Menudo gol les han metido a sus jefes!.

viernes, 22 de octubre de 2010

Ratzinger, vete al diablo


La visita a Barcelona del presunto representante de Dios en la Tierra será, además de un "gran negocio espiritual y económico", como reconocía con toda desfachatez un miembro de la jerarquía eclesiástica española hace unos días, una agresión directa al bienestar de los barceloneses en general y sobre todo de los residentes en el área en torno a la Sagrada Familia, esa aberración en hormigón que George Orwell propuso en su momento dinamitar.

Joseph Ratzinger, el ¿ex?nazi que llegó a Papa, y la turba que le acompaña caerán sobre Barcelona el fin de semana del 6 y 7 de noviembre. Su presencia supondrá que 17 manzanas del Ensanche barcelonés y alrededor de 10.000 personas residentes en la zona quedarán bajo un estado de excepción tan real como no decretado. Dice El País de hoy que en el perímetro afectado "se cortará el tráfico por completo a las dos de la tarde del sábado y hasta las seis de la mañana del lunes, día 8".

Peor que el corte de circulación es desde luego, el que "los movimientos de personas también se limitarán desde la medianoche del domingo o las siete -según la zona- hasta las personas invitadas a la dedicación de la Sagrada Familia y a los vecinos que acrediten que son residentes y comerciantes. El Ayuntamiento no ha explicado cómo se podrá demostrar que se es residente en los casos en que la documentación -DNI o carné de conducir, por ejemplo- refleje otra dirección, algo bastante corriente", continúa El País. Es decir, que los vecinos residentes en la Zona Cero de este verdadero atentado de masas deberán acreditar su condición de tales si quieren salir o entrar de su casa; menos mal que según la Cosntitución Española los ciudadanos de este país tienen total libertad de movimientos en él. Alucinante.

Las repercusiones sobre nuestros bolsillos tampoco son moco de pavo. En tiempos de restricciones económicas a todo trapo, con los sueldos de los funcionarios rebajados por decreto, el ayuntamiento barcelonés acaba de aprobar una partida de 350.000 euros para pagar horas extraordinarias de profesionales (Guardia Urbana, bomberos...) con motivo de la visita del Papa. Según El País, "el monto total que aportan las Administraciones es de 1,8 millones de euros, incluyendo 700.000 del coste de la retransmisión del periplo". Es decir, los ciudadanos españoles vamos a pagar incluso los derechos de transmisión televisiva de la visita de Ratzinger sin participar en los ingentes beneficios que se generarán a costa de la publicidad, que obviamente se repartirán entre los promotores y la jerarquía católica (recuerden la visita de Ratzinger a Valencia organizada por la trama de corrupción Gürtel, un caso que ahora está en los tribunales).

Sin embargo, Barcelona no es una aldea tercermundista sumida en el fanatismo de la patraña religiosa, ni la finca feudal propiedad de un puñado de granujas con sotana o traje italiano a la que se pueda sangrar económicamente con impunidad. El rechazo popular que debe cosechar esta visita ha de quitarles a sus instigadores las ganas de volver a organizar otra en tanto se tenga en pie la Sagrada Familia.

Atentos a las movilizaciones y a la campaña Jo no t'espero!.

jueves, 21 de octubre de 2010

Adiós Zapatero, hola Rubalcaba



Los cambios que Rodríguez Zapatero ha introducido en la composición de su Gobierno tienen el mérito de cerrar una etapa y abrir otra, que se presume muy diferente. O no. Todo dependerá de como evolucione la crisis, no sólo la económica -en el supuesto de que realmente exista-, y eso es algo que escapa de las manos de nuestros acogotados o cómplices (tachar lo que no proceda según casos) gobiernos occidentales, aunque ya se han dado algunos pasos para pactar una salida con quienes realmente tienen la sartén por el mango.

De todas maneras, y mirando la composición del nuevo Gobierno español, parece claro que Zapatero se ha enmendado a sí mismo y ha echado mano de gente segura y fuerte. Ahí está Pérez Rubalcaba, el fuerte entre los fuertes, promocionado a primer ministro in péctore. Y Ramón Jáuregui, veterano de mil batallas internas en los años ochenta y noventa, un hombre siempre al servicio de quien mande. Y Valeriano Gómez, un desconocido para la ciudadanía pero con buen enganche y cierto peso en los medios sindicales profesionalizados.

En línea con este reforzamiento, Zapatero ha soltado lastre degradando a dos ministras-florero:Bibiana Aído, de "Igualdad" y Beatriz Corredor, de "Vivienda", rebajándolas a Secretarias de Estado a las órdenes de otros ministros. Se conoce que como hay mucho paro en el país el presidente no ha querido aumentar las cifras, y les ha mantenido el sueldo a las dos pero quitándoles los juguetes creados a medida y perfectamente inútiles que manejaban.

También sale por la ventana Celestino Corbacho, presunto ministro de Trabajo y presunto dirigente del PSC. Es obvio que tal como están las cosas ni Pablo Iglesias habría sido capaz de enderezar ese ministerio; cuanto menos un fugado del andamio, de cuya mentalidad y actitud dio cuenta públicamente su mujer hace algún tiempo durante la fiesta del 30 aniversario del PSC, al proclamar lo feliz que se sentía habiendo alcanzado lo máximo como mujer, que es "ser esposa de un ministro" (sic). No se entiende tanto la defenestración de Elena Espinosa, una mujer trabajadora y discreta aunque carente, eso sí, de apoyos mediáticos o tribales.

Y desde luego, no sorprende que el presidente haya prescindido finalmente de María Teresa Fernández de la Vega. Esta mujer se ha abrasado apagando fuegos y poniendo la cara allá donde la frivolidad de su jefe o la estulticia de algunas de sus compañeras de gabinete lo requería (recuerden sus comparecencias ante la prensa cuando el caso de la gripe A, luego de haber tenido que sacar de delante de los medios a Trinidad Jiménez). En su día se la consideró una excelente alternativa sucesoria a Zapatero, pero esa función de bombera ha terminado con sus posibilidades. Además, había demasiada gente empeñada en echarla; ahí está Pedro J. Ramírez, director del periódico de extrema derecha El Mundo y sorprendente consejero áulico de Zapatero desde al menos 2004 (aunque también uno de los principales perdedores en esta remodelación ministerial al no haber podido impedir el ascenso de Rubalcaba, que pone en peligro la vuelta al Gobierno español del Partido Popular).

El fichaje de Rosa Aguilar, ex dirigente de IU, me temo que es puramente cosmético, tal como indica el poco peso político del cargo adjudicado, ministra de Medio Ambiente. Aguilar daba para mucho más.

Inenarrable sin embargo, la entrada en el Gobierno de Leire Pajín como ministra de Sanidad, una zapaterada que viene a compensar el cierto desguace habido en la "casa de muñecas" monclovita con las salidas de Aído y Corredor y el aparcamiento de las ambiciones de Carmen Chacón, compuesta y sin vicepresidencia que la lance en la carrera de la sucesión de Zapatero. Leire Pajín viene a disputarle además a la Chacón esa condición de "musa progre juvenil" que cultiva con tanto esmero la actual ministra de Defensa. A sus 34 años, el descaro, la ambición y el morro (cara dura) que le echa a la vida y a la política la "señorita Pajín", como diría Alfonso Guerra, corren paralelos a su vacuidad, indocumentación y ganas de figurar. Poner el ministerio de Sanidad en sus manos sería un acto de irresponsabilidad suprema sino fuera porque las competencias de esa casa hace tiempo que pasaron en su práctica totalidad a las Comunidades autónomas, lo que le convierte en un juguete idóneo para promocionar "barbies" sin experiencia humana ni política.

Y hablando de feministas de hojalata, ahí tienen a "la Trini", como ella misma gusta de nombrarse, convertida en ministra de Asuntos Exteriores. Que Moratinos necesitaba ser relevado es evidente, dado lo quemado que ha terminado el hombre tras seis duros años de intenso trabajo. Pero que su sustituta sea Trinidad Jiménez convierte el asunto en un mal chiste. Jiménez viene de ser derrotada por un casi desconocido en unas primarias territoriales del PSOE, en las que Moncloa y el aparato del partido se habían volcado en su favor; el premio a un nuevo fracaso de la pizpireta y retrechera Trini es una vez más, el salto hacia arriba. Uno se barrunta, con todo, que con este nombramiento lo que Zapatero hace es reservarse para sí la cartera de Exteriores, cargo al que seguramente se dedicará en lo que queda de legislatura dejando la política interna española en manos de Pérez Rubalcaba.

El ascenso imparable de Rubalcaba en fin, es una apuesta por la única vía que puede salvar al PSOE y a la izquierda española de un desastre electoral sin precedentes en 2012. Si los famosos "mercados" dan por bueno el nuevo Gobierno que ha pergeñado Zapatero y aflojan la presión en torno al cuello de la economía y las finanzas españolas, y si ETA iniciara pronto la vía a su disolución (cosa que seguramente tiene mucho que ver con lo anterior; al cabo en la globalización, y seguramente antes también, mercados, terrorismo e imperialismo no dejan de ser todo una misma cosa), las posibilidades del Partido Popular de retornar al poder por vía democrática podrían reducirse a cero. La crisis entonces, cambiaría de acera.

En la fotografía, Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente, ministro de Interior y portavoz del Gobierno.

martes, 19 de octubre de 2010

Impresiones después de una visita a Madrid, otoño de 2010



Unos días pasados en Madrid me confirman algunas ideas previas mías sobre la ciudad que he ido madurando en los últimos tiempos, y que se pueden resumir en dos: la capital del Estado español es una ciudad más viva y moderna de lo que sus habitantes creen, y mucho menos influyente y acaparadora de lo que nos pensamos quienes vivimos fuera de ella pero de algún modo bajo su sombra.

El viernes por la tarde quedé para tomar un café con Palinuro. Como que sus múltiples ocupaciones le impidieron a última hora el encuentro, el conocido bloguero me envió en su lugar a Ramón Cotarelo, especie de alter ego suyo, un intelectual culto, cordial, expansivo y oceánico en conocimientos y modo de comunicarlos. Sospecho que Cotarelo tiene como yo algunas dificultades auditivas, o tal vez sea la costumbre de nuestros cátedros de tener que desgañitarse al impartir clase a rebaños de tropecientos educandos, el caso es que nuestra charla fue seguida, presumo que con deleite, por la docena de parroquianos que a esa hora tomaban café en un modesto local de Fuencarral. Debieron salir de allí un poco confusos, eso sí, pues Cotarelo y yo saltamos alegremente de un tema a otro, pasando de la batalla de las Navas de Tolosa al decreto de Nueva Planta, los orígenes de Madrid como capital de las Españas, la generación del 98 y y sus lamentaciones y hasta a discutir la condición de Carlos III como presunto mejor alcalde de la ciudad. "Pues vaya mierda de rey, que con los problemas que tenía España se dedicaba a poner farolillos por las calles de Madrid", argumentó, implacable con el Borbón empelucado, el republicano Cotarelo.

Lo curioso del barecito en el que conversamos es que estaba empapelado con fotos de Marilyn Monroe por todas partes menos por una, en la que asomaba el rostro andrógino y con corte de pelo a lo garçon (un escándalo, oigan) de Audrey Hepburn. También había una Santa Cena de antes del Photoshop con la rubia por antonomasia presidiendo el ágape rodeada por 12 apóstoles con los rostros de Elvis Presley, James Dean y un buen puñado de mitos norteamericanos de los cincuenta. En resumen, todo muy casual y muy simbólico a la vez.

Ramón me llevó luego con él al cercano local de Las Indias Electrónicas, donde David de Ugarte tuvo la amabilidad de fascinarnos con los proyectos de esta gente, de los que francamente no entendimos un carajo (Cotarelo y yo somos gentes de papel impreso a la vieja usanza no como Ugarte y Palinuro, que se mueven como Dios en el éter electrónico). Nos llevamos un par de libros que David nos regaló con la intención de que nos aclararan conceptos sobre empresas digitales, trabajo en red y nuevas propuestas de relaciones sociales y hasta personales en la era electrónica. Cotarelo añadió por su cuenta un volumen que acaba de publicar sobre la política en la era de Internet, que prometo leer con atención y comentar aquí. El libro lo firma Ramón Cotarelo, pero sospecho que lo ha escrito Palinuro. Luego de despedirnos me vino a la cabeza aquello que cantaba Miguel Ríos tres décadas atrás, en su tema "Año 2000":

"Esta es la era de Mr. Chip, el futuro se puede tocar,
nacen cronistas, brujos y sabios
que alucinan con lo que vendrá."

Se ve que ya en el lejano 1980, el rockero granadino tenía información privilegiada sobre lo que venía.

Al día siguiente comí con un grupo de amigos un pantagruélico cocido madrileño, vive Dios, del que no pudimos acabar ni la mitad. A la mesa éramos 10 personas, todos adscritos al rojerío en sus múltiples facetas: socialistas, comunistas, anarquistas. Más quejas de los lugareños contra ese "Madrid espeso y municipal", derechista y casposillo del que abominaba el clásico. Me sorprenden las críticas, porque no es la visión que tengo caminando por la calle. En Fuencarral ví el día anterior una bandera republicana tan pimpante, plantada en un balcón vecinal. Abunda el turismo de cierto poder adquisitivo, y por el centro de la ciudad se oye hablar en catalán más que en el Paseo de Gràcia barcelonés. Las camisetas azulgrana de Messi y las fruslerías de aire gaudiniano se muestran en los escaparates de las tiendas de souvenirs, y nadie los apedrea. En las calles no hay carteles ni pintadas ni actitudes ni nada que recuerde que esta ciudad es presuntamente el fortín de la extrema derecha española, según suele ser creencia en la periferia del "Estado español". Eso sí al rojerío le frustra y le reconcome la previsible victoria electoral en puertas de la derecha extrema/extrema derecha española, pero como hacía decir Giovanni Guareschi a su Don Camilo en una de sus entrañables novelas, "la política es así, tortas van y tortas vienen".

Ese mismo sábado en fin, ceno solo en la mejor taberna madrileña, en pleno barrio de La Latina, establecimiento que como no podía ser de otra manera regenta un catalán joven y más listo que el hambre. El local está lleno, como siempre, pero Oriol me encuentra un huequecito, también como siempre. Hablamos en catalán, y nadie a nuestro alrededor se desmaya. El pícaro del restaurador me hace notar que a pesar de la crisis, lo suyo sigue funcionando la mar de bien. No es solo este local, toda la zona está a reventar. Claro que en las Cavas es imposible encontrar un McDonalds, las tapas son de alta cocina, los vinos resultan de categoría y los precios están en consonancia. En la barra de otro establecimiento cercano, por ejemplo, además de estupendas tapas sirven copas de Agustí Torelló, quizá uno de los dos o tres mejores cavas catalanes. En definitiva, es la calidad la que determina la selección de la clientela, y ésta a su vez es lo suficientemente inteligente para no tener en cuenta estupideces xenófobas como el boicot a los productos catalanes promovido por sectores fascistas españoles.

Pienso finalmente que Madrid nos lleva mucha ventaja, a Barcelona y a otras ciudades cercanas a él. Aquí se ha apostado por un turismo de masas de bajo nivel, y en cambio Madrid siempre ha primado más la capacidad adquisitiva y cultural del visitante. Tradicionalmente, y como se decía antiguamente, a Madrid "hay que ir con perras (dinero)". Esa es la diferencia principal, aunque el turismo-basura juvenil y no tan joven empiece a asomar la oreja en los barrios populares de la Villa y Corte; su Ayuntamiento y sus promotores turísticos harían bien en prestar atención y combatir este fenómeno, aún incipiente pero ya perceptible en una ciudad que hasta hace poco no estaba contaminada por él.

jueves, 14 de octubre de 2010

Usemos la libertad de expresión según nos enseña Esperanza Aguirre


Dice Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, que los continuos abucheos a Zapatero por parte del sector de fascistas exaltados presentes durante el desfile del 12 de octubre no sólo eran merecidos por el presidente español, sino "una muestra de la libertad de expresión".

Iluminado por tan sabia aportación a la convivencia democrática, voy a hacer caso a la señora Aguirre y formularé aquí algunas observaciones que al ser fruto de mi libertad de expresión usada en los términos que ella pregona, considero irrefutables sin necesidad de demostración y desde luego nada ofensivas para sus destinatarios. Son, simplemente, cosas de la libertad de expresión.

Comenzaré este ejercicio de libertad de expresión a la aguirresca manera afirmando que Esperanza Aguirre es una política corrupta a sueldo de los constructores/especuladores inmobiliarios de Madrid, audaces emprendedores que en su nombre y en su beneficio compraron a dos diputados socialistas autonómicos madrileños a fin de que la señora Aguirre fuera proclamada por primera vez presidenta de la Comunidad madrileña, en una sesión fraudulenta cuyos promotores y beneficiarios deberían estar todos en la cárcel (la verdad es que empieza a gustarme esto de la libertad de expresión entendida al modo aguirrístico...).

Seguiré proclamando que su Partido Popular (PP) no es otra cosa que una asociación de delincuentes en la que conviven en perfecta armonía corruptos, fascistas y mangantes de toda laya, chusma que usa y abusa del sistema democrático formal para mejor defender los intereses de sus amos y señores, entiéndase por tales los sectores más poderosos, reaccionarios y cavernícolas de esta sociedad. En ese sentido Gürtel no es un caso aislado de corrupción en una región determinada, sino una red jerarquizada y organizada a nivel español con la misión de penetrar con sus negocios sucios todos los intersticios de las administraciones públicas en las que gobierna el PP, un partido completamente podrido que se nutre -él, sí, pero también muchos de sus dirigentes- de dinero negro procedente de toda clase de blanqueos (es fantástico esto de la libertad de expresión, oigan).

Y en fin, para no aburrirles con obviedades, concluiré con algo que saben hasta los niños de teta: que esta sociedad vive alienada y prisionera de una caterva de periodistas, jueces, obispos, cantamañanas, soplagaitas y otros rufianes de diverso pelaje, convergentes todos en un único objetivo: que su Partido Popular retorne al poder lo antes posible por los medios que sean para retrotraer el capitalismo patrio a la versión original más salvaje y explotadora, acabando con las conquistas de un siglo obtenidas por los trabajadores y las clases populares y con las tímidas reformas sociales desarrolladas por nuestro raquítico Estado de Bienestar en los últimos 30 años.

Lo dicho, no hay nada como la libertad de expresión. Gracias, señora Aguirre, por descubrírnosla.

En la fotografía Mariano Rajoy a bordo de un yate y como Cristo, flanqueado por dos redomados ladrones procesados o a punto de serlo: a su izquierda Carlos Fabra, presidente de la Diputación provincial de Castellón y a su derecha Francisco Camps, presidente de la Comunidad autónoma valenciana. Con semejantes compañías ¿alguien puede creer en la decencia de este Cristo de saldo?. ¡Viva la libertad de expresión!.

martes, 12 de octubre de 2010

Doce de Octubre español: Fiesta Nacional o Fiesta Nazional


Un año más el desfile militar del 12 de Octubre, presunta Fiesta Nacional española -en tiempos de Franco, Día de la Raza-, se ha convertido en la ocasión propicia para que la extrema derecha y la derecha extrema españolas -tanto monta, monta tanto la Falange como el Partido Popular- hayan convertido en un aquelarre fascista de insultos, silbidos y toda clase de vejaciones la presencia del Presidente del Gobierno español en el evento. Este año han reforzado y coordinado más si cabe su asistencia, de modo que las agresiones verbales han adquirido mayor relevancia y virulencia.

Los fascistas saben naturalmente que en un desfile militar juegan en casa, y que por tanto la impunidad les está garantizada. Seguramente deberemos esperar a que en un próximo desfile alguno de estos fanáticos un poco más demente que los otros agreda físicamente al presidente o cualquier otro representante democrático del país o a que directamente le meta un balazo, para que nuestras dignísimas y pusilánimes autoridades empiecen a reaccionar.

De momento en la foto del diario Público podemos ver a un grupo de fascistas gritar y hacer gestos obscenos en dirección a la tribuna presidencial mientras un Policía Nacional perfectamente identificable mira para otro lado.

lunes, 11 de octubre de 2010

La Muerte Roja asola el centro de Europa



Acaso por primera vez, el vertido en Hungría de un millón de metros cúbicos de desechos industriales altamente contaminantes ha cortado la respiración no ya a las organizaciones ecologistas o a los interesados en la conservación de la Naturaleza, sino al ciudadano corriente europeo, que ve con zozobra creciente como los informativos televisivos enseñan el avance imparable de una irrefrenable marea de Muerte Roja en el mismo centro del Viejo Continente, de la que además se anuncian nuevos e irremisibles vertidos.

El que se ha producido hace unos días procede de un enorme estanque en el que se acumulan restos de la fabricación de aluminio, y cuya potencia destructiva por abrasión supera en 100 veces la de la lejía común. El barro rojo que ha inundado comarcas enteras húngaras destruye todo aquello con lo que entra en contacto, y además está generando vapores tan tóxicos como la materia impregnada con esa substancia. Las aguas contaminadas ya han alcanzado el río Danubio y pronto llegarán a través suyo al Mar Negro, desde donde al evaporarse pasarán a la atmósfera y por consiguiente, al agua de lluvia que este otoño e invierno caerá sobre Europa.

Lo peor con todo, aún no ha llegado: el propio ministerio de Medio Ambiente húngaro acaba de reconocer que hay nuevas grietas en la gigantesca balsa que hacen inevitables nuevos vertidos; según Greenpace, el millón de metros cúbicos derramados hasta ahora representa apenas el 2% del contenido de la balsa. De momento hay diez muertos, cientos de heridos por quemaduras intensísimas y millones de euros en pérdidas ocasionadas en casas, cultivos y todo tipo de propiedades. Varios pueblos han sido evacuados, y los más afectados nunca podrán volver a ser habitados. La catástrofe es tan brutal, que los patéticos intentos de las autoridades por minimizarla sólo están sirviendo para generar más alarma.

La empresa que ha fabricado el desastre, por su parte, ha anunciado que donará la miserable cantidad de 200.000 euros para mitigarlo. Deberían servir para comprar sogas con las que atar por el cuello a sus propietarios y ejecutivos para luego arrastrarlos por el barro rojo que su avaricia e irresponsabilidad han creado.

En España según Greenpace hay nada menos que 700 balsas como la de Hungría, de las cuales 10 superan el millón de metros cúbicos de residuos altamente contaminantes. No existen controles que verifiquen el uso que las empresas hacen de ellas, y algunas incluso están abandonadas luego de haber cerrado la empresa o haberse trasladado a otro lugar. Un vertido similar al de Hungría se produjo hace unos años en la localidad andaluza de Aznalcóllar, y estuvo a punto de acabar con el Parque Nacional de Doñana. Aún estamos pagando sus consecuencias ecológicas y económicas.

Una vez más el modelo de capitalismo salvaje que viene imponiéndose en los últimos años se constituye en amenaza directa, no sólo para nuestra cada vez más precaria calidad de vida individual y colectiva: simplemente hace imposible seguir viviendo en zonas cada vez mayores del planeta. Y nótese que la agresión a la vida que comentamos no se ha producido en un entorno agreste y poco habitado de un lejano país del Tercer Mundo sino en el corazón mismo de Europa, un continente superpoblado y surcado de ríos en cuyas orillas existe la mayor concentración de industrias del mundo. Si el futuro que viene es éste, los días de la especie humana están contados.

En la fotografía, especialistas en guerra química trabajan en la localidad de Devecser, epicentro de la tragedia humana y ecológica que está padeciendo Hungría.

sábado, 9 de octubre de 2010

Un fragmento de "La ciudad y los perros"


Cuando el viento de la madrugada irrumpe sobre La Perla, empujando la neblina hacia el mar y disolviéndola, y el recinto del Colegio Militar Leoncio Prado se aclara como una habitación colmada de humo cuyas ventanas acaban de abrirse, un soldado anónimo aparece bostezando en el umbral del galpón y avanza restregándose los ojos hacia las cuadras de los cadetes. La corneta que lleva en la mano se balancea con el movimiento de su cuerpo y, en la difusa claridad, brilla.

Fragmento de La ciudad y los perros (pág. 14), la obra cumbre de Mario Vargas Llosa.

Sigan el enlace y tendrán el texto completo de la novela en PDF.

Para que luego alguien diga que la cultura es cara...

En la imagen que ilustra el post, militares peruanos disfrazados con uniformes de época remedan el paso de la oca prusiano. En la tribuna presidencial, un selecto ramillete de quienes acaso fueron los "perros" compañeros del cadete El Poeta (Vargas Llosa) en el Leoncio Prado.

viernes, 8 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa, del compromiso social al premio Nobel



La concesión del premio Nobel de literatura a Mario Vargas Llosa, escritor peruano con pasaporte español desde los años noventa, viene a confirmar la vigencia del amplio grupo de "vacas sagradas" de la literatura castellana nacidas en América que han dado a luz la mejor narrativa en castellano del siglo XX. Ese selecto grupo de elegidos para la gloria comenzó a publicar en la Barcelona de los primeros años sesenta en Seix Barral, la editorial que comandaba Carlos Barral, luego de haber sido destetados como escritores por la agente literaria Carmen Balcells, quien inoculó en su selecta cuadra de purasangres de la pluma, entre otras virtudes de semejante o mayor rango, un afán por el coleccionismo de dólares que ríanse usted de los banqueros de Wall Street e incluso de Salvador Dalí.

Así, los García Márquez, José Donoso, Alejo Carpentier, Vargas Llosa, etc, devinieron de románticos e izquierdistas escribidores en multimillonarios fabricantes de best sellers, cuyas novelas venden cifras mareantes y se traducen a cualquier idioma que tenga alfabeto desde hace ya medio siglo. Lo fantástico de la mayor parte de los componentes de este grupo de dioses es que han sido capaces de hacer ese tránsito sin perder apenas calidad literaria.

No es el caso de Vargas Llosa. Si "La ciudad y los perros" publicada cuando Mario Vargas Llosa todavía era Marito, a sus apenas 25 años, es quizá una de las 4 ó 5 mejores novelas escritas en castellano de todos los tiempos, y el conjunto de su obra de los años sesenta y setenta es ya parte de la historia de la literatura universal, lo que vino después, de los ochenta hacia acá, es en su caso pura decadencia literaria. Las novelas de Vargas Llosa son desde hace décadas un producto industrial fabricado por alguien que conoce tremendamente su oficio y sabe como encandilar a sus lectores, pero no dejan huella alguna. Es lo que tienen los best sellers: son artículos de consumo con fecha de caducidad, al contrario que la buena literatura.

El Nobel le llega a Vargas Llosa como reconocimiento a una trayectoria creativa que tantas satisfacciones ha dado a las industrias culturales, y también como un cierto premio a su evolución ideológica. Nada queda apenas del joven revolucionario que sacudió en la conciencia de los latinoamericanos aldabonazos tan dramáticos como la mencionada "La ciudad y los perros" (si Vargas Llosa no hubiera escrito más que esas páginas, ya merecería un puesto de honor en la literatura universal), y que desnudó la mentalidad reaccionaria, militarista, meapilas y machista dominante en las sociedades americanas con títulos como "Pantaleón y las visitadoras", Conversación en la catedral" y "La tía Julia y el escribidor". Pienso que lo que vino luego, tras la publicación de "La guerra del fin del mundo" a principios de los ochenta, desmerece al autor primigenio, de modo acorde y paralelo a su evolución ideológica hacia posiciones cada vez más conservadoras; basta leer sus artículos de opinión en El País a modo de ejemplo ilustrativo. La última novela suya que leí, "La fiesta del Chivo", me pareció simplemente lo que es: un best seller entretenido mientras lo lees, pero que una vez terminado se olvida por completo.

Ahora que estamos en el bicentenario de las presuntas independencias americanas, yo me quedo con el Vargas Llosa que retrata su juventud como el cadete alias El Poeta, en ese bestial trasunto de la sociedad americana postcolonial (¿post?) prolongada hasta casi hoy mismo; sociedades en las que reinaba (¿reina?) el militarismo y el machismo hasta el delirio, y que el escritor peruano resumía en el microcosmos del colegio militar limeño Leoncio Prado. Y también con esa magistral puesta en ridículo de los "valores" que dicen poseer las instituciones militares, que representan las aventuras del capitán Pantaleón Pantoja y su tropa de putas itinerantes por las guarniciones de la selva amazónica peruana en "Pantaleón y las visitadoras"; no se pierdan el lenguaje militar estereotipado en el que el pobre capitán Pantoja redacta sus desternillantes informes. Y desde luego vuelvan a leer cuantas veces quieran la divertida "La tía Julia y el escribidor", donde el Varguitas de finales de los setenta evoca sus comienzos literarios y el amor iniciático por una mujer de su familia, en paralelo a la peripecia de un guionista de radionovelas que acaba enredando de tal manera su vida privada con su oficio de escribidor que todo llega a ser uno para él, en una sátira feroz de los usos y constumbres amorosos de la sociedad limeña.

Y en fin, recuerden siempre aquél diálogo famoso entre dos personajes de "Conversación en la catedral":

- Zavalita ¿cuándo se jodió el Perú?.

- El Perú nació jodido, amigo mío.

Lamentablemente parece que Vargas Llosa haya olvidado sus propias palabras, adoptando los puntos de vista de esos miraflorinos (habitantes del barrio más exclusivo de Lima) que criticara ásperamente en su juventud.

La fotografía que ilustra el post corresponde a los años en que Mario Vargas Llosa era joven, izquierdista, "feliz e indocumentado" (como escribió de sí mismo García Márquez evocando los años sesenta y su estancia en Barcelona).

miércoles, 6 de octubre de 2010

Barcelona debe empezar a barrer la basura que acumula


En tiempos en los que florecen el racismo, la xenofobia y la exclusión de lo diferente, en los que todo lo foráneo se vuelve sospechoso y deportable para los políticos sin escrúpulos, resulta que Barcelona se ha convertido en el contenedor universal de toda clase de basura generada fuera de nuestras fronteras. Contradicciones de la sociedad capitalista.

Hace años que al albur de la rapacidad de los operadores turísticos -agencias de viaje y hoteleros, principalmente- y de cierta permisividad indolente de las autoridades locales, Barcelona acoje para su mal un turismo masivo y cutre que nada aporta salvo problemas. Rebaños de jóvenes y no tan jóvenes procedentes de los suburbios de Europa viajan incesantemente a esta ciudad, porque sencillamente les resulta más barato pasar un fin de semana emborrachándose y drogándose aquí que en sus propias ciudades de origen.

La inventora de estos "tours" con un pie en el lumpen estricto y el otro en cualquier otra cosa que sea incívica y genere molestias a los sufridos anfitriones, fue la siniestra Margaret Thatcher. La que fuera primera ministra británica descubrió que a su gobierno le salía más a cuenta subvencionar las salvajes vacaciones en España de los jóvenes parados y marginales de su país que asistir a las explosiones de violencia juvenil que se producían en los barrios industriales de Gran Bretaña durante los veranos. El objetivo era pues pasar la mierda al vecino y a fé que la llamada Dama de Hierro lo consiguió plenamente, inaugurando un modo de turismo que en poco tiempo ha devenido un clásico y que ha ampliado notablemente el catálogo de sevicias a las poblaciones invadidas inaugurado en su día por los vándalos durante la caída del Imperio Romano.

Naturalmente como decía antes, la responsabilidad de este fenómeno atañe también en buena parte a los operadores españoles del sector. Por increíble que parezca, contratar paquetes turísticos completos en Gran Bretaña o cualquier otro país europeo del centro y el norte de Europa con destino a España, es mucho más barato que hacerlo directamente aquí. Si el destino es Barcelona, mucho más todavía. En pocos años la ciudad se ha ido especializando en este turismo y convirtiéndose en una especie de parque temático en el que se desarrolla con especial virulencia; por ejemplo, hoy Barcelona es la Meca de las despedidas de solteros de los jóvenes europeos con pocos recursos, que vienen aquí con todos los gastos pagados y contratados a un precio irrisorio, con alcohol barato y sexo mercenario asegurados por los promotores empresariales de estas verdaderas expediciones de castigo.

La última aportación al turismo-basura con destino barcelonés es desde hace algunos años, la aparición del "turismo antisistema". Aprovechando la tolerancia tradicional en la ciudad hacia el fenómeno "okupa", malentendido por las izquierdas locales como un fenómeno de rebeldía juvenil alternativa y no como lo que es, una gansada de jóvenes burgueses que pretenden vivir por la cara una adolescencia perpetua. Ya ocurrió algo similar en los años setenta y ochenta con el fenómeno del "joven marginal" convertido en una especie de héroe social, cuando en su granmayoría eran hijos de clases pudientes que jugaban a vivir fuera del "sistema"; naturalmente ahí estaba siempre papá para, al igual que ocurre hoy día con muchos de estos nuevos "antisistema", pagar una fianza o acojer al hijo pródigo en su retorno al convencional hogar burgués. Algunos de estos espabilados son hoy ejecutivos de muy capitalistas empresas y votan al Partido Popular, a otros se los llevó la heroína o el SIDA.

El pasado 29 de septiembre unas docenas de estos Robin Hoods de pacotilla salieron -o les sacaron, para el caso es lo mismo- de uno de sus bosques de Sherwood en Barcelona y pretendieron reventar la manifestación de 400.000 barceloneses en lucha por sus derechos como trabajadores y ciudadanos. Se enfrentaron a policías y manifestantes, destrozaron el mobiliario urbano que pagamos con nuestros impuestos quienes residimos en Barcelona -salvo estos salvajes, obviamente- , y dieron al mundo la imagen de una ciudad caótica y peligrosa. Nada más lejos de la realidad que esa interesada visión propagada por los medios de comunicación convencionales que al cabo, en su gran mayoría responden a los mismos intereses de quienes ceban y manejan esta basura humana.

Es hora pues de que las instituciones barcelonesas agarren con fuerza la escoba y barran fuera esta porquería, porque no hay nada alternativo ni revolucionario en la mugre y la violencia como propuestas de vida y acción.

En la fotografía que ilustra el post, un contenedor de recogida de basuras arde en la plaza Urquinaona de Barcelona tras ser incendiado el 29 de septiembre por provocadores "antisistema".

lunes, 4 de octubre de 2010

Tomás Gómez remata a Zapatero


La victoria de Tomás Gómez sobre la candidata de Zapatero en las primarias socialistas madrileñas estaba cantada desde hace días. Si algo sorprende es la estrechez del resultado final (52% para Gómez, 48% para Trinidad Jiménez), dato que recuerda al "apaño" que allá por los años noventa se hizo tras las primarias en las que Josep Borrell barrió de modo abrumador al entonces candidato del aparato, Joaquín Almunia, cuando para no hacer sangre se pasteleó a posteriori un resultado entre ambos candidatos más ajustado del que realmente se había producido.

Tomás Gómez ha sido lo suficientemente inteligente y hábil como para recoger y organizar el voto de los socialistas madrileños descontentos o agraviados por el zapaterismo, y darle desde el principio un sesgo de izquierdas a su campaña, plantando cara a una eximia representante de la "gente guapa" del PSOE, a la que ha desnudado en público mitin tras mitin. Con todo, más que la campaña de Gómez, a Trinidad Jiménez le ha perjudicado su imagen frívola, inconsistente e imbricada con los sectores más pijos del "progresismo" oficialista, en los que la derrotada descolla en comandita con la señora Carmen Chacón como cabeza de una lucida colección de feministas de hojalata. Probablemente Gómez no sea en realidad más de izquierdas que doña Trinidad, pero sí ha sabido transmitir eficazmente que en esta batalla él asumía el papel de "offsider" salido de las bases y enfrentado al ataque conjunto de los tigres de papel del aparato del PSOE y de la selecta casa de muñecas monclovita. Además ha contado con el apoyo de veteranos inestimables, como su flamante jefe de campaña, Eduardo Sotillos, y el portavoz intelectual de la misma, Gregorio Peces-Barba, compañeros muy apreciados por la militancia de toda la vida. ¡Quién habría de decir que Peces-Barba llegaría a ser un referente de izquierdas en el PSOE!

Examinemos brevemente las consecuencias de lo ocurrido ayer.

En primer lugar y como sentenció anoche el ex presidente madrileño Joaquín Leguina con frase lapidaria, "se acabó la brigada paracaidista". Es decir, a partir de ahora a Zapatero y su corte les va a resultar cada vez más difícil parachutar candidatos en las listas del partido. La derrota de la "paracaidista" por excelencia (recuerden como la señora Jiménez desertó hace cuatro años de su puesto de cabeza de lista socialista en el ayuntamiento de Madrid, luego de ser vencida por Ruiz-Gallardón; por lo visto, ser jefa de la oposición municipal era poco para ella), levanta la veda de estos VIP a los que hasta ahora no se les discutía su presunto derecho a situarse a toda costa, incluso cuando no hay sitio donde colocarlos.

En segundo lugar, el PP y su candidata Esperanza Aguirre ven ahora cernirse sobre ellos la posibilidad cierta de ser desalojados del gobierno de la Comunidad madrileña. Si Tomás Gómez es capaz de mantener el impulso de la ola que ha creado y mantiene el tono "rojo" con el que la ha teñido, Aguirre perderá la mayoría absoluta y por tanto será posible que en la Puerta del Sol haya un gobierno PSOE-IU (si los nacional-comunistas de Anguita no enredan desde el PCE en favor del PP, claro). Jiménez nunca habría vencido a Aguirre: se parece demasiado a ella en descaro, vacuidad y ambición infantil, y naturalmente de tener que escoger entre la copia y el original es obvio que se habría impuesto la señora marquesa consorte y actual presidenta madrileña.

En tercer lugar, y mucho más importante, se ha acabado la impunidad para las decisiones de Zapatero y sus adláteres en el partido. Y desde luego ha finiquitado su condición de Gran Timonel indiscutido y sobre todo, indiscutible. Zapatero está políticamente acabado, y la victoria de Gómez en las primarias madrileñas evidencia en público que como en el cuento clásico, el emperador camina desnudo por la calle. Es más, de vencer Gómez a Esperanza Aguirre en las elecciones de mayo, parece previsible que la secretaría general del partido se pondría al alcance del joven y ambicioso ex alcalde de Parla.

José Luis Rodríguez Zapatero es ya un cadáver político (Tomás Gómez acaba de apuntillarlo), y su retirada de grado o por la fuerza está cada vez más cercana. Veremos si todavía hay tiempo para que el relevo se produzca de una forma ordenada, si por el contrario adquirirá el perfil de unos Idus de Marzo o, peor todavía, de una espantada pánica de este figurón que tantas esperanzas concitó en su momento (recuerden el famoso "no os fallaré", de 2004), y que dejará tras de sí un reguero de incontables desengaños y frustraciones generado en apenas un lustro.

En la fotografía que ilustra el post, Tomás Gómez habla a los militantes del PSOE de Madrid en uno de sus mitines, durante la campaña previa a las primarias socialistas madrileñas celebradas ayer.