lunes, 14 de marzo de 2011

Lecciones de la catástrofe nuclear de Japón



1. Las cifras del desastre natural que ha vivido Japón son sobrecogedoras: miles de personas han muerto y otras decenas de miles han desaparecido en el tremendo terremoto y el tsunami subsiguiente acaecidos el viernes pasado. Ciertamente los terremotos todavía no son previsibles, pero sí se conocen desde hace miles de años las zonas de mayor actividad sísmica. Japón es quizá la más importante de todo el planeta, y a la vez una de las más densamente pobladas sobre una menor superficie territorial. Algo no cuadra del todo en la inteligencia humana a la hora de escoger hábitat.

2. Más allá de esta tragedia, inevitable en gran medida, la provocada directamente por la estupidez humana: la mayor catástrofe nuclear de la Historia, con los reactores de tres centrales atómicas en fusión nuclear. Apenas han transcurrido 48 horas y ya se ha tenido que evacuar a casi un millón de personas del área directamente en riesgo. Dos de las centrales afectadas se hallan respectivamente a 150 km y a 250 km de Tokio, lo que ha iniciado un éxodo que en cualquier momento puede convertirse en estampida de millones de seres humanos huyendo hacia el sur del país en busca de refugio. Siendo como es este un desastre de proporciones apocalípticas, la verdadera tragedia para el género humano no es ya la cadena de explosiones nucleares que se está produciendo en Japón, según se deduce de las propias informaciones oficiales por dulcificadas que intenten presentarlas los medios de comunicación, sino el nivel de locura al que nos ha llevado la codicia sin límites de quienes son capaces de poner en riesgo la misma pervivencia de cualquier forma de vida sobre la Tierra, incluida la propia especie humana, con tal de seguir aumentando sus ganancias hasta más allá de todo límite. Alguien tiene que frenarlos como sea.

3. En algún lugar del planeta hay un individuo a quien los servicios secretos que le fabricaron hace 30 años y ahora le buscan para matarle llaman Bin Laden, que a estas horas debe estar muriéndose de la risa. Occidente vive atemorizado porque cualquier mañana deba desayunarse con la noticia de que el terrorismo islamista haya volado una de sus centrales nucleares, y de momento la Naturaleza ya ha reventado tres de golpe en un solo país. Si Dios existe no sé si juega a los dados, pero a bromista con mala leche no le ganan ni en el Club de la Comedia.

4. Al igual que cuando se produjo el estallido de la crisis global que dicen vivimos, los mismos hipócritas de entonces han comenzado a fingirse contritos y a darse golpes de pecho. Sarkozy, de nuevo, aparece en público, diciendo ahora que Francia se va a replantear el futuro de su medio centenar de centrales nucleares. No hagan ni caso. ¿Recuerdan cuando hace tres años él y sus pares europeos proponían "dejar en suspenso el capitalismo durante un tiempo" para resolver la crisis? En cuanto escampe, todo quedará olvidado. El problema es que ahora no afrontamos una crisis económica fabricada en las Bolsas y los "mass media", sino la posibilidad de un invierno nuclear que nos de en breve el mismo destino que tuvieron los dinosaurios.

5. Si hay un país en el que la crisis nuclear japonesa debe dar miedo, ése es España. Desde hace meses, desde que ha comenzado a hacerse patente que el modelo de consumo energético español es ya insostenible por mor del delirante gasto per cápita en combustibles como la gasolina, los intereses económicos que basan su poder en el monopolio energético y el partido político mamporrero que sustentan, el Partido Popular, vienen clamando por la nuclearización como única fuente energética "barata, limpia y segura". Japón es la respuesta a sus mentiras. Pero no teman, ellos no se van a bajar del burro. Sin ir más lejos, este mismo fin de semana, mientras los reactores nucleares japoneses estallaban, Mariano Rajoy reclamaba en un mitin del PP, cierto que con menor énfasis que en días precedentes, que se tenga en cuenta "también la energía nuclear" en el diseño de nuevas políticas energéticas contra la crisis. Presionado por esta gente y lo que mueven, el Gobierno del PSOE prolonga por décadas la vida de centrales nucleares que ya han cumplido el medio siglo de existencia y que en su momento fueron levantadas y puestas en marcha con materiales de desecho de las centrales estadounidenses de la época.

¿Recuerdan aquella escena de la película "Dr. Strangelove", llamada aquí "Teléfono rojo, volamos hacia Moscú", en la que un militar enloquecido interpretado por Peter Sellers cabalga una bomba atómica desprendida de un avión mientras saluda con el sombrero en la mano y lanza gritos de vaquero? Pues en estos momentos todos nosotros vamos montados en esa bomba. Disfruten de la caída.

En la imagen que ilustra el post, fotograma final de Dr Strangelove, con Peter Sellers cabalgando la bomba atómica que acaba de lanzar.

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